viernes, 5 de febrero de 2016

Vida de Aeropuerto.

Vida de Aeropuerto.


Desde los inicios de la humanidad, la necesidad de desplazarse ha sido acto de rutina; nos desplazamos a la universidad, al trabajo, al supermercado o incluso a otras ciudades y países. Cuando las distancias son en definitiva muy largas o superan las condiciones de comodidad soportables por el cuerpo, y el dinero lo puede pagar, recurrimos a volar en avión. 

Para algunos es un acto emocionante, como era mi caso cuando de pequeño esperaba con ansias los viajes de fin de año a Miami. Otros lo encuentran aburrido, desgastante y corriente, tal es el caso de los ejecutivos al viajar incluso 3 veces por semana. Supongo que para quienes laboran en el sector aéreo es algo de costumbre y para aquellos que lo hacen por primera vez puede ser algo escalofriante; aunque también hay una minoría que lo encuentra como una actividad atemorizante, como lo hacía mi abuela o mi madre siempre al momento de emprender un nuevo viaje. 

En fin de cuentas, todas estas acciones y emociones son vividas en un aeropuerto, el cual ademas de ser un sitio de encuentro de personas de diferentes nacionalidades, etnias y clases sociales, es un espacio donde se plasman gran variedad de sentimientos. ¿No es acaso un aeropuerto donde han visto los sentimientos más reales?. Gracias al mucho tiempo que he pasado en salas de espera, mostradores de check in o cafés y restaurantes al interior de una estación aérea, he podido observar los sentimientos más puros de simples extraños, los cuales están ahí sin vergüenza a mostrarlos; porque de hecho, hasta de terapia de liberación personal puede servir un aeropuerto. 



En los aeropuerto he observado abrazos más sinceros de los que incluso se dan en un velorio o situación tensa, esos abrazos fuertes y llenos de profunda tristeza como los dados por dos enamorados a punto de separarse o el abrazo de una madre la cual despide a su hijo por un largo tiempo. De igual forma he visto lágrimas reales, lloradas por una familia que se separa o por pequeños infantes quienes no alcanzan a comprender, a su corta edad, porque su madre o padre se alejan.

Por otro lado, no todo en la vida es tristeza, también he visto momentos de felicidad que no podrían ser ni siquiera plasmados en un cuadro por el más diestro pintor. Se ven los momentos alegres de un recuentro entre amigos y familias, lágrimas y abrazos más significativos de los observados en una boda o un grado. El rencuentro de una pareja quienes sellan ese momento con un beso, el cual los puede hacer recordar lo sentido en su primer beso o en el beso de su matrimonio. He visto igualmente la felicidad de los pequeños al recibir en brazos a sus padres ausentes por un tiempo en el extranjero.

La vida de aeropuerto esta dada por los viajeros, por quienes emprendemos un viaje en busca de sueños o por aquellos que viajan en busca de un futuro mejor para su familia, por aquellos que dejan ver sus emociones a flor de piel, en los crudos pasillos de un lugar el cual no tendría relevancia alguna sin la calidez humana impartida por nosotros en sus instalaciones, son nuestros sentimientos quienes le dan vida a un aeropuerto.

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